lunes, 4 de mayo de 2009

Articulo de opinión - 1 de Mayo

1 DE MAYO: DERECHO A NO ELEGIR ( Expansión, Viernes 1 de mayo 2009; Analisis de Actualidad)

Ocho horas para trabajar, ocho para dormir y ocho para dedicar a la vida personal y familiar. Este ideal de gestión del tiempo diario suena muy nuevo, una fórmula surgida de los defensores de ese concepto tan actual llamado “conciliación”. Y sin embargo, de nuevo nada. En 1886, los Mártires de Chicago, un grupo de trabajadores y sindicalistas, fueron ejecutados en EEUU precisamente por defender esta causa, la de una jornada laboral de 8 horas. Este siniestro acontecimiento dio lugar, tres años después, a la creación del Día del Trabajador que hoy conmemoramos. En un tiempo en el que la jornada laboral se situaba entre 12 y 16 horas diarias, la propuesta del grupo de Chicago resultaba novedosa y bastante subersiva. Casi revolucionaria. De hecho, los regímenes comunistas surgidos años más tarde tras la revolución rusa instauraron ese mismo ideal de los tres ochos como moedlo de vida para sus sociedades.

En España, más de 100 años después de aquellos acontecimientos de Chicago, seguimos a vueltas con esas mismas reivindicaciones, ya existentes en los mismos orígenes del movimiento obrero. Y todo parece indicar que tendrán que pasar aun algunos “Uno de Mayo” más para que lo normal sea trabajar ocho horas.

La realidad es que disponemos de 24 horas cada día como elemento democratizador que nos pone a todos en el mismo punto de partida. Si las piezas del trabajo crecen en número, decrecerán entonces las piezas dedicadas a los seres queridos y al descanso. Uno a costa de otro, la ecuación es muy simple. Cada hora que pase de más en la oficina se la estará arrebatando a su calidad de vida y a las responsabilidades familiares y personales. Ésta es una historia de sacrificio. ¿Qué escojo?¿Trabajo para mantener a la familia( a costa de sí misma)?¿O familia a la que mantener sin ese trabajo? Ante semejante disyuntiva, los españoles parece que se decantan mayoritariamente por un trabajo que les asegure la estabilidad de su entorno. Su elección parece hasta cierto punto justificada, más en estos tiempos de crisis que nos acucian. Que no nos asombre luego enterarnos que nuestro país tiene uno de los índices de natalidad más bajos del mundo, o que en España es uno de los países con mayor número de divorcios y separaciones, o que estamos entre los europeos con jornadas más largas y, a pesar de ello, también somos de los menos productivos.

Conciliación real

Mientras tengamos que seguir eligiendo, las cosas no iran bien., la conciliación implica, precisamente, no tyener que pronunciarse por una u otra parcela, sino compatibilizarlas, ya que se trata de dos facetas de nuestra visa, la personal y la profesional, que por nuestra propia naturaleza están llamadas a coexistir. Una jronada de 8 horas, unida a una organización de horarios coherente, al modo de nuestros vecinos europeos, son las claves para que la conciliación deje de ser utopía y sea realidad. Ya esta bien de aquel “Spain is different” con el que nos dabamos palmaditas autocomplacientes en la espalda. Es hora de que cambiemos horarios en beneficio de una sociedad que ha hecho posible un gran cambio en muy poco tiempo.

En pleno sigo XXI, el Uno de Mayo sigue tan vigente como siempre, Aún hay muchas cosas que cambiar y mejorar para que exista una calidad de vida real en todos los estratos sociales. Y dicha calidad de vida no puede existir sin una posibilidad real de conciliar trabajo, descanso y espacio para los seres queridos. Ése es uno de los grandes retos del movimiento social del presente siglo. No tener que elegir.

(Escrito por Ignacio Buqueras y Bach, Presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles y de la ARHOE. Autor de “Tiempo al tiempo”(Planeta)).

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